Río Bravo, Tam.– La muerte de Samantha Michel Bolaños Alejandro, una joven de apenas 19 años, ha conmocionado a la comunidad de Río Bravo. Su historia, marcada por hospitalizaciones, cirugías, carencias y presuntas negligencias médicas, terminó en tragedia en el Hospital General de Zona 270 del IMSS.
Su madre, Olivia Alejandro Montes, rompió el silencio para relatar el doloroso proceso que vivió su hija y denunciar las irregularidades que vivieron en el hospital.
El inicio de un calvario
Todo comenzó el pasado 11 de julio, cuando Samantha ingresó al IMSS 270 debido a un fuerte dolor abdominal. Desde el inicio, asegura la familia, no hubo un diagnóstico claro. “Le inventaban enfermedades… que eran quistes, que piedras en los riñones, que los ovarios, pero nunca supieron qué tenía”, recordó su madre.
Fue hasta el 17 de julio cuando finalmente fue sometida a una cirugía por apendicitis complicada, pero la operación desencadenó una fuerte infección. Seis días después, el 23 de julio, Samantha recibió el alta médica, aunque su salud se deterioró rápidamente al regresar a casa.
Reingresos, traslados y carencias
Ante las complicaciones, Samantha fue trasladada en varias ocasiones a diferentes hospitales: desde la Clínica Siglo XXI del IMSS en Reynosa, hasta el Hospital General de Río Bravo (donde tuvo una notable mejora pero no podia permanecer mucho tiempo). Sin embargo, los resultados fueron los mismos: diagnósticos tardíos, falta de insumos y una atención insuficiente.
La madre denunció que, en repetidas ocasiones, su hija fue atendida únicamente por enfermeras, sin supervisión médica. Incluso narró un episodio en el que personal de salud manipuló a Samantha de forma brusca, provocándole un drenado excesivo que la debilitó aún más.
Otra de las quejas fue el suministro de dosis inadecuadas de medicamentos, lo que, según la madre, contribuyó al deterioro de su estado hasta que sufrió un paro cardiaco.
Intentos frustrados de traslado
La familia buscó trasladarla a Monterrey para recibir atención especializada. Sin embargo, los médicos se negaron, asegurando que Samantha no resistiría el viaje. La situación se agravó con la evidente falta de recursos en el hospital.
“Se supone que debían hacerle tres curaciones al día, pero solo le hacían una porque no tenían suficientes gasas”, recordó la madre.
El 31 de agosto, su corazón no resistió un nuevo paro y la joven falleció.
La despedida en Río Bravo
El pasado lunes 1 de septiembre, familiares, amigos y vecinos se reunieron en el Velatorio San Juan, en la calle Guanajuato de Río Bravo, para despedir a Samantha. Hubo oraciones, cantos y un mensaje religioso en el que se pidió consuelo para la familia.
El velorio continuará este martes en el mismo lugar, donde la comunidad mantiene su respaldo a los deudos, acompañándolos en medio del dolor y la indignación.
Indignación y exigencia de justicia
El caso de Samantha ha generado gran molestia entre habitantes de Río Bravo y municipios cercanos. La familia exige una investigación profunda y que se revisen los protocolos médicos del IMSS, para evitar que otras familias vivan tragedias similares.
“Algunos doctores son buenos, otros no. Pero mi hija sufrió una semana completa sin atención real”, declaró la madre, agradeciendo también a las enfermeras que sí mostraron humanidad con su hija.
La comunidad recuerda a Samantha como una joven alegre, con sueños y planes de vida que quedaron inconclusos.
Diez días sin atención médica
Como parte de su denuncia, la madre subrayó un hecho alarmante: Samantha estuvo 10 días sin recibir atención médica en el Hospital 270, a pesar de la gravedad de su estado. Este abandono, aseguró, fue determinante en el desenlace fatal.
La tragedia de Samantha deja al descubierto las deficiencias del sistema de salud y abre un clamor de justicia que, por ahora, sigue sin respuesta.