La delincuencia en el país es algo que tenemos en cuenta todos los días.
Pero ya no sólo nos preocupamos por quedar atrapados en las balaceras, ahora hay que cuidarnos y estar alertas en cada instante.
Hoy estaba esperando a mi hermana afuera de su universidad y faltaba una hora para que saliera así que me estacione debajo de un árbol que esta en la esquina de su institución.
Y me quedé dormida, con los vidrios del carro abiertos unos 10 cm cómo máximo.
Al despertar lo primero que veo es un joven metiendo sus manos por el vidrio del copiloto y sacando mi mochila.
Mi reacción fue rápida así que intenté jalar hacía abajo mi mochila, sin éxito alguno.
Actúe sin pensar, salí corriendo detrás del sujeto y quedé muy cerca de él así que su respuesta fue arrojarme mi mochila.
Vuelvo a subir al carro, y comienzo a reflexionar lo que acababa de pasar.
1. Mi reacción fue por instinto.
2. Fue arriesgado, no pensé en las consecuencias que pudo traer.
Tal vez me hubiera amenazado con un arma, o algo.
Afortunadamente no pasó a mayores, el atacante y yo nos encontrábamos consientes de que estábamos a punto de llegar a la puerta de la institución dónde hay guardias.
Pero ¿Qué está ocurriendo con la ciudad?
Por que ahora tenemos que estar completamente alertas cada minuto y en cualquier lugar.
Por que ahora no podemos estar tranquilos ni seguros, siquiera en nuestro vehículo o en el transporte público.
No es el primera vez que escuchó que ha alguien le han robado su mochila, ¿Porqué no podemos andar sin preocupaciones tras salir de las clases?
Es lamentable lo que lidiamos día con día, como no podemos descansar ni un instante.
Como debemos estar listos y acostumbrados para lo peor.
Esta es nuestra realidad, y las situaciones que nos acompañan todos los días.
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